Amarcord (1973)

Esto es Fellini en su época multiloca. Ya había pasado su etapa más mesurada en que usaba a su esposa Guilietta Masina para dramas un tanto más terrenales y de una narrativa un poco más convencional, aunque a decir verdad decir «convencional» para describir a Fellini no me suena para nada acertado. Pero de cualquier forma, es importante distinguir estas dos épocas en su carrera ya que contienen diferencias estilísticas y narrativas bastante marcadas. El título podría ser traducido como «yo recuerdo» del dialecto de Rimini, el pueblo de donde proviene el director, y básicamente nos da una idea de lo que se trata el filme. Aunque este negó que fuera completamente autobiográfico, sí admitió que algunas escenas son inspiradas en hechos que vivió durante su juventud, pero verídicos o no, la película consiste en una serie de viñetas que combinan lo anecdótico con los sueños y las fantasías basadas en un grupo de amigos adolescentes, sus familias, y el pintoresco pueblo en donde viven.

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La película está ambientada en la década de los 30′ en la era fascista de Italia, liderada por Il Duce, a.k.a, Benito Mussolini y contrapone las presiones y limitaciones ejercidas por esta facción política con las presiones y limitaciones que aún profesaba la Iglesia Católica y la influencia que tenían en el psique de la persona promedio, que se encontraba atrapada entre estas dos potencias sin mucha posibilidad de trascenderlas. Pero si bien todo esto puede sonar ultra dramático, en manos de Fellini todo es ridiculizado hasta un tono cómico, y la película adquiere una liviandad que la hace enteramente llevadera. Se centra principalmente en Titta, un adolescente que aún andaba de short (en la época en que los pantalones largos estaban reservados para adultos) pero que estaba ansioso por experimentar algunos de los beneficios de la adultez, principalmente los de tipo más sexual. De hecho, las exploraciones sexuales de los jóvenes adolescentes es uno de los focos principales del filme, y uno de los mejores logrados. Nos otorga algunas de las mejores escenas como las confesiones en la Iglesia acerca de la masturbación y el encuentro de Titta con la dueña súper tetuda de una tabaquería; ambos momentos sumamente divertidos.

Como era usual en Fellini, los personajes del encantador Rimini son excéntricos, exuberantes, grotescos y caricaturescos. Además de la ya mencionada tabaquera tetuda, tenemos un viejo y elegante narrador que de tanto en tanto nos deleita con informes detallados de la historia del pueblo, pero que es constantemente interrumpido por tonterías que suceden a su alrededor; la prostituta del pueblo, Volpina, una chica simpática pero con pocas luces; la monja enana mala onda; el tío loco de Titta que se trepa a un árbol y grita desesperadamente que quiere una mujer; el vendedor ambulante que tiene un arsenal de anécdotas fantásticas; la Gradisca, la mujer veterana de la que todos están enamorados, y la forma en que caminaba meneando sus caderas. En fin, ya se hacen una idea. Con esta sarta de personajes, la mayoría interpretados por actores amateurs ya que Fellini favorecía un rostro interesante antes que talento para la actuación, no es de extrañar que la película a menudo sea grosera, vulgar y, por qué no, bizarra, pero está tan recubierta por un velo de sincera nostalgia, que en vez de provocar rechazo, se siente como una auténtica evocación de una mente de un joven muchacho.

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Este velo nostalgioso, además, es fomentado por una bellísima fotografía, tanto cálida como de colores impactantes y vibrantes, remarcando a la vez una dulce melancolía e impulsando los tonos exagerados de la bizarreada que abunda. Un efecto similar tiene la espectacular banda sonora del maestro Nino Rota, que aporta por momentos ternura y por otros una onda más carnavalera y que une las distintas viñetas creando una sensación de armonía muy linda. Aquí no podemos esperar continuidad, ni un impulso narrativo convencional; es más parecido a un collage de recuerdos, anécdotas, fantasías y sueños, y lo que en papel podría sonar un tanto pretencioso, no sufre ese destino porque Fellini lo aproxima con humilde franqueza y lo que transmite es absolutamente auténtico. Es la vida del adolescente varón, que salta de jugarretas con sus amigos, a tensos almuerzos familiares, a sus obligaciones en la escuela y en la Iglesia, a sus fantasías sexuales y sueños de fama. Es esto y mucho más, porque Fellini también les da su espacio a los adultos del pueblo, que en conjunto, como nos muestra el bellísimo final, parece más bien una gran familia. Es este amor y cariño que tiene el director por sus personajes, por su pueblo, por su mundo, lo que hace a Amarcord, su último éxito comercial, una película mágica.

Veredicto: 8/10

IMDb: http://www.imdb.com/title/tt0071129/

Liv Ullmann

Hoy es el cumpleaños de una de mis actrices favoritas de la vida, y además de ser ser una de mis actrices favoritas de la vida, también es una de las mejores del universo entero. Lo primero es subjetivo y lo segundo es objetivo, ¿pero vieron que coincide? Sí. Además es una capa en pila de sentidos. Por ejemplo, es súper multi-cultural: es una noruega nacida en Japón pero que alcanzó la fama actuando en películas suecas con el gigantísimo Ingmar Bergman. Pero además de ser una de sus musas de la actuación, también llegó a dirigir una película escrita por él, la excelente Trolösa con la capa de Lena Endre y uno de sus co-protagonistas más recurrentes: Erland Josephson. Además del cine sueco, también trabajó en el medio noruego y en teatro en ambos países; trabajó hasta en el teatro de Nueva York y fue nominada a dos Tonys. Se casó dos veces y tuvo un romance con Ingmarcito con quien tuvo una hija. Habla un montón de idiomas. Su abuelo fue enviado a un campo de concentración por ayudar a judíos a escapar de donde vivía. Su nombre, Liv, significa «vida» en noruego.

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En fin, y es, y era, hermosa. Y es, y era, inmensamente talentosa. Y tenía, y tiene, uno de los rostros más expresivos del universo. Y sí, me gustan los superlativos para las cosas que amo. Aquí van mis 5 actuaciones favoritas de ella. Son todas colaboraciones con Ingmar Bergman, sí, no me disculpo.


5. Skammen (1968)
(Vergüenza)

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Como la mayoría del trabajo de Bergman, esta película es absolutamente deprimente. Se trata de una pareja de músicos que se ve involucrada en el medio de una guerra civil. Esta pareja, que además es apolítica, llevaba una vida sencilla y sin demasiados lujos, llena de amor, pero se comienza a desmoronar cuando la guerra los alcanza. Max von Sydow y Liv Ullmann son el foco principal del filme, y ambos están espectaculares en dos papeles que ponen de manifiesto distintas formas de lidiar con la situación en la que se ven involucrados. Es increíble ver la deconstrucción, y también quizás la deshumanización de los personajes. No hay explicaciones sobre quiénes luchan ni por qué, ni es demasiado fácil distinguir un bando del otro; la película tiene un carácter más universal de los horrores de la guerra y, en particular, como afectan la psiquis humana. Y, fiel a su nombre, la vergüenza se cuela por todos lados, de diversas maneras. Esta es una de las películas más accesibles de Bergman: el carácter minimalista de la historia, la hermosa fotografía en blanco y negro y las fascinantes actuaciones de los protagonistas la hacen una de sus obras maestras.

Veredicto: 9/10

IMDb: http://www.imdb.com/title/tt0063611/


4. Viskningar och rop (1972)
(Gritos y susurros)

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Esta es la actuación más peculiar que incluí en la lista, y es porque aquí el personaje de Ullmann es decididamente menos empático que el resto. El filme, como muchos otros de Bergman, es todo sobre mujeres, y creo que vale destacarlo ya que incluso hoy en día, los buenos papeles para mujeres actrices son menos comunes que para sus colegas masculinos, y Bergman ofrecía consistentemente papeles femeninos de una complejidad y profundidad inigualable. En fin, a principios del siglo XX en Suecia, Agnes, el personaje de Harriet Andersson (gran actriz y frecuente colaboradora del director), se está muriendo de cáncer en su mansión rural y es visitada por sus dos hermanas Karin y Maria (Ullmann). Pronto se torna evidente que la familia es altamente disfuncional y que ambas hermanas sufren trastornos varios que las imposibilitan de evocar ningún tipo de empatía por su pobre hermana, cuyo único consuelo está en los cuidados de su empleada Anna. Es una película perturbadora, de imágenes chocantes, colores intensos y mucho simbolismo; una de esas que te atacan a nivel visceral y no te dejan ir. La actuación de Ullmann aquí es perversa, por momentos deliciosamente sutil, y por otros poderosamente intensa. Hay una malicia detrás de esos ojos azules que da escalofríos.

Veredicto: 9/0

IMDb: http://www.imdb.com/title/tt0069467/

3. Scener ur ett äktenskap (1973)
(Escenas de un matrimonio)


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Originalmente era una mini-serie de televisión de seis capítulos, que luego fue re-editada en una película bastante larga. Existe la versión de 169 min. y la de 283 min. que cubre todo el material de la serie original. Tengo entendido que ambas son excelentes, y no lo dudo viniendo de Bergman; pero yo vi la versión extendida y la puedo recomendar muy alegremente. Como ilustra el título muy elocuentemente, la película trata de varios años en la vida de un matrimonio: Marianne (Ullmann), una abogada, y Johan (Erland Josephson), un profesor de universidad. Al comienzo parecen felices en su relación, la que se contrasta con una pareja amiga que parece más obviamente disfuncional, pero como podemos esperar de Bergman, esta ilusión de felicidad se va desvaneciendo a medida que la película avanza. Realmente no hay demasiado más que comentar en términos de trama. Lo brillante de la película es el estudio que hace el director de la institución del matrimonio, pero más específicamente, del relacionamiento humano. La longitud le permite explorar diversos ángulos en profundidad y el resultado es inmensamente gratificador. Con una química descomunal, Josephson y Ullmann se entregan a sus papeles con una pasión y dedicación admirables, y logran proyectar personas más que personajes, pareciéndose más a un documental que a un trabajo de ficción. Es auténtica, real y devastadoramente honesta.

Veredicto: 9/10

IMDb: http://www.imdb.com/title/tt0070644/

2. Persona (1966)

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Esta fue la primera colaboración de Bergman con Liv Ullmann y desde el inicio dos cosas son evidentes: 1. la fascinación del director con esta diosa de la actuación; 2. la indiscutible química que debieron tener desde el vamos para lograr trabajos tan transcendentales. Esta, además, es una de mis películas favoritas. La trama se centra en la actriz Elizabeth Vogler (Ullmann) que a pesar de parecer completamente saludable, de repente deja de pronunciar palabra alguna; esta es puesta al cuidado de una enfermera, Alma (!) (interpretada por la gran Bibi Andersson), quien la lleva a una casa de veraneo en donde pasarán todo el tiempo juntas y aisladas. El silencio de Elizabeth pronto lleva a Alma a hablar más y más y develar más y más sobre su persona, volcando su identidad entera en Elizabeth, quien absorbe todo con silencioso interés. Luego de que las revelaciones se tornan sumamente personales, hay una serie de confrontaciones y una seguidilla de montajes surrealistas y diversas imágenes de cuestionable realidad que llegan a un clímax fuera de este mundo. No me voy a adentrar en las múltiples interpretaciones que uno puede hacer sobre esta obra maestra, pero al menos quiero decir que yo me inclino por las ideas más existencialistas sobre el significado de la «identidad» y las disyuntivas entre el ser que somos y el ser que proyectamos en otros. «Persona», después de todo, es una palabra que viene del latín que significaba «máscara». Además del espectacular guión, este es uno de los mejores trabajos de fotografía del gran Sven Nykvist. Pero su triunfo absoluto se debe, principalmente, a sus dos excelentes protagonistas, quienes llenan casi todos los cuadros del filme en alucinantes primeros planos, y la maravillosa Liv Ullmann, que transmite todo en su rostro silencioso.

Veredicto: 10/10

IMDb: http://www.imdb.com/title/tt0060827/

1. Ansikte mot ansikte (1976)
(Cara a cara)

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La trama de esta película es de lo más bergmaniano del mundo. Esta se centra en una psiquiatra, la Dra. Jenny Isaksson (Ullmann) quien está casada con otro psiquiatra, el Dr. Tomas Jacobi (Josephson). Pero muy irónicamente (o no), la Dra. Isaksson comienza un fascinante descenso a una crisis emocional y sucumbe a la enfermedad mental. No es una de las películas más conocidas de Bergman, pero la de Ullmann es sin duda, una de las mejores actuaciones de todos los tiempos. Es un papel sumamente complejo e intenso, y debe haber consumido un montón de la actriz, que parece desgarrarse ante nuestros ojos en la pantalla. La forma en que el personaje de Ullman va perdiendo la concepción de la realidad y la película se va adentrando y más y más en su psique perturbado, exhibiéndonos sus sueños, miedos y fantasías, es igualmente brillante y devastador. Es una película completamente impulsada por su protagonista, la acompañamos en ese horrible camino hacia la demencia, y sentimos su miedo, angustia y dolor, y su dolorosa percepción sobre su propia condición. Es un tour de force como nunca ha habido en el cine. Es Liv Ullmann mostrándonos quién es Liv Ulmmann.

Veredicto: 9/10

IMDb: http://www.imdb.com/title/tt0074147/

Para su filmografía completa entren a: http://www.imdb.com/name/nm0880521/

Who’s Afraid of Virginia Woolf? (1966)

Título en español: ¿Quién le teme a Virginia Woolf?

Esta es una de mis películas favoritas. La primera vez que la vi fue hace aproximadamente 10 años, cuando todavía era una adolescente fascinada con los clásicos. El debut del director Mike Nichols (Closer, El graduado) me impactó tanto entonces como lo hace ahora, y siempre por los mismos motivos, aunque admito que ahora al verla percibo unas dimensiones que antes se me escapaban. Es una adaptación de la obra de teatro homónima de Edward Albee y a pesar de que mantiene un estilo extremadamente teatral, presenta además elementos cinematográficos muy interesantes y efectivos. Es más, creo que ese punto medio entre el teatro y el cine que se logra aquí, es de los mayores atractivos que posee el filme; un estilo que quizás no funcionaría con otro director u otros actores, pero que aquí es un triunfo.

El guión es absolutamente magistral, y Nichols entiende esto, así es que gran parte de su dirección consiste en filmar a los actores dándole vida a las palabras. Es una dirección puesta al servicio de los intérpretes, con tomas largas pero dinámicas, y planos cerrados hasta el punto de la claustrofobia, donde los rostros de Liz Taylor y Richard Burton llenan la pantalla de rabia, desprecio y una angustia llena de ira. Además está fotografiada en un hermoso blanco y negro, cuyas luces y sombras agregan matices de significado en cada toma. En el campus de una universidad sin nombre (fue filmada en Smith), una pareja de mediana edad recibe a otra pareja más joven para una noche de tragos y presentaciones. Pero lo que les espera es mucho más que una simple cordialidad. Martha (Elizabeth Taylor) es la hija del presidente de la universidad, donde trabaja su marido como profesor auxiliar de historia (Burton): estos le dan la bienvenida al nuevo profesor de biología (George Segal) y a su mujer (Sandy Dennis). Antes de que lleguen los invitados, tenemos la oportunidad de observar la dinámica de pareja de Martha y George y pronto podemos adivinar que no va a ser una noche demasiado pacífica.

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Es evidente que la pareja tiene muchísimos problemas y como dice Honey más adelante (Dennis), «yo pelo etiquetas», de eso se trata la película; de pelar las etiquetas que cubren a estos cuatro personajes que se juntan para una noche de muchísima bebida y juegos psicológicos. Y es que cualquier otra pareja hubiera llegado al hogar de sus anfitriones para despedirse poco después (además ya estaba muy entrada la noche), especialmente luego de presenciar los agravios que disparan de uno a otro, y al ser tan obviamente manipulados y burlados, sus palabras tomadas, transformadas y usadas en su contra. Pero esta joven pareja se queda y no sin motivaciones. Hay que recordar quién es quién dentro del campus, y analizar las personalidades de los personajes, sus ambiciones y motivos. Y Nick (Segal) tiene suficiente motivación para querer engatusar a la hija de su jefe. Nick ha llegado para quedarse, para abrirse paso y hay que ver hasta dónde puede llegar para alcanzar sus objetivos, arrastrando a su esposa, que parece una simplona algo tarada, pero que arrastra un bagaje emocional propio. Ciertamente, Honey tiene un desarrollo muy interesante, y la valiente actuación de Dennis pone de manifiesto una profunda comprensión de un personaje que parece optar por parecer estúpida como mecanismo de defensa.

Pero los protagonistas son, por supuesto, George y Martha, interpretados por la explosiva pareja de la vida real, Elizabeth Taylor y Richard Burton, y los paralelismos de una y otra nutren sus actuaciones logrando una química feroz, un vaivén de intensidades increíbles; a veces, cuando el plano se cierne sobre ellos y los vemos repartirse esas líneas crueles y viciosas, casi parece que la pantalla no los puede contener, y es que ambos están tan desbordantes de George y Martha que son, sin lugar a dudas, uno de los mejores ejemplos de actuación clásica de todos los tiempos. Y no es todo gritos e ira; Martha, la monstruosa Martha de una Liz Taylor que engordó casi 15 kilos para el papel, tiene unos momentos de extrema vulnerabilidad, cuando su personaje se agota de los juegos y de las mentiras y solo quiere descansar en paz. Es sencillamente una actuación magnífica y una de mis favoritas de siempre. Además, es realmente un logro impresionante provocar la empatía de las audiencias por dos personajes tan detestables, pero Burton y Taylor poseen una humanidad desgarradora, y lo logran sin problema.

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Mucho podría decirse para deconstruir a los personajes, para analizar sus intenciones y frustraciones. No quiero adentrarme demasiado porque es mejor si uno lo ve desarrollándose en la pantalla, pero tengan a alguien para comentar luego, porque hay mucho que decir sobre ellos. Hay varias incógnitas que se resuelven en los últimos minutos más melodramáticos del filme, pero la película va más allá de esto. Es sobre las consecuencias de las frustraciones no resueltas, sobre los sueños y esperanzas chocándose contra una realidad dura y fea, y lo que hacemos para seguir adelante; es sobre las reglas que creamos en una relación para que pueda sobrevivir; es sobre ejercer el poco poder que tenemos; sobre elevarnos sobre los otros más débiles; sobre los límites que nos ponemos para protegernos; las mentiras que practicamos; las ficciones que inventamos. El título viene de la canción «who’s afraid of the big bad wolf?» (¿»quién le teme al lobo feroz»?) de Caperucita Roja, y se sustituye por el nombre de la famosa escritora porque esta era conocida por mostrar la verdad absoluta de sus personajes. Así que la omnipresente rima más bien parecería estar preguntando: ¿quién le teme a la verdad? Yo sí.

Veredicto: 9/10

IMDb: http://www.imdb.com/title/tt0061184/